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Burgos, el lugar donde el enoturismo es otra historia

Burgos, el lugar donde el enoturismo es otra historia

MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -

La provincia de Burgos es un destino ideal para todos aquellos que buscan un viaje lleno de sensaciones en todos los sentidos donde la tradición, el patrimonio, la naturaleza, la gastronomía y la historia van de la mano.

El mejor enoturismo se funde y toma forma en las comarcas burgalesas del Arlanza y Ribera del Duero donde a través de sus denominaciones de origen el viajero puede descubrir pueblos de postal y paisajes increíbles.

Desde hace siglos viticultores y bodegueros se afanan en esta tierras con dedicación y exigencia para producir un vino excepcional y es que la provincia de Burgos concentra las tres cuartas partes de viñedos de las Denominaciones de Origen : Ruta del Vino de Arlanza y la Ruta del Vino de Ribera del Duero.

Estas rutas están llenas no solo de buena uva, origen de grandes vinos con señas de identidad muy singulares, sino también de opciones de entretenimiento para todos los públicos desde picnics y paseos entre viñedos, hasta vinoterapia, visitas a bodegas subterráneas,
paseos en bicileta o talleres de vendimia o elaboración de vinos

RUTA DE VINO ARLANZA.

La tradición vitivinícola en la comarca de la Ribera del Arlanza, al oeste de la provincia de Burgos, se remonta al siglo X. El fuerte éxodo rural que vivió la zona a partir de 1950 hizo peligrar este legado, pero, afortunadamente, en 1995 un grupo de entusiastas quiso recuperar la tradición del vino del Arlanza.

En 2007 nació la Denominación de Origen Arlanza, que se extiende a lo largo de las provincias de Burgos y Palencia. La variedad de uva que predomina es la Tinta del País (o Tempranillo), aunque también se utilizan otras variedades, como las uvas Garnacha, Cabernet Sauvignon o Merlot.

Uno de los rasgos más característicos de esta D.O. es que la recogida de la uva es la más tardía de todas las denominaciones españolas. Otro, que sus viñedos soportan grandes contrastes térmicos, lo que se refleja en las uvas, de hollejo grueso, resistentes y cargadas de un intenso aroma y color.

Por eso, estos vinos son potentes, perfectos para catar solos o acompañando a los sabores más típicos de esta tierra: setas, lechazo, morcilla. Una despensa autóctona y tradicional en la que merece la pena sumergirse.

Además el vino el viajero también podrá disfrutar de la naturaleza en estado puro. La Ruta del Vino Arlanza cuenta con espacios tan singulares como el Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, con parajes tan representativos como la rareza del desfiladero que le da nombre (una estrecha y profunda garganta de dos kilómetros, espectacular de principio a fin, fácilmente caminable a través de sus pasarelas y apta para todos los públicos) o los paisajes de sabinas que brotaron de estas tierras hace más de dos mil años.

El río Arlanza ha sido mudo espectador de la excelencia de Castilla y enmarca grandes joyas patrimoniales, como las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, uno de los centros monásticos más importantes del reino de Castilla (no en vano, recibió el apelativo de 'cuna de Castilla'), fundado en el año 912.

También se puede disfrutar de Covarrubias, pueblo de postal en el que se asoman torreones, restos de antiguas murallas y casas señoriales que muestran los inequívocos signos de la arquitectura tradicional castellana.

Perteneciente a la asociación de los pueblos más bonitos de España y declarado conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1965 cuentan con numerosos monumentos de interés como el Torreón de Fernán González, torre defensiva del siglo X, donde la leyenda cuenta que el padre de la Infanta Doña Urraca la encerró porque no se quería casar con un príncipe de León por estar enamorada de un pastor.

El segundo monumento emblemático de visita imprescindible en Covarrubias es la antigua colegiata de San Cosme y San Damián, que pertenece al Tesoro Artístico Nacional. En esta localidad también se pude disfrutar de la curiosa capilla de San Olav, petición de una princesa noruega a su marido el infante Felipe de Castilla.

El municipio de Santo Domingo de Silos es otro imprescindible de la zona. Su monasterio es un icono del arte mundial en el que se pueden disfrutar su prodigioso claustro románico o su museo de arte religioso. Muy cerca está el paraje natural conocido como La Yecla, una profunda y estrecha garganta excavada en la caliza por la que el visitante puede adentrarse a través de una serie de pasarelas colgantes que alternan las marmitas de gigante y las cascadas.

RUTA DEL VINO RIBERA DEL DUERO.

Más al sur encontramos la Ruta del Vino Ribera del Duero, una de las Denominaciones de Origen más reconocidas internacionalmente y con mucha historia. La primera referencia vinícola de la zona se remonta hace unos 2.500 años. Siglos de historia y generaciones apegadas a estas tierras y al privilegiado tesoro que brota de ellas.

La Denominación de Origen Ribera del Duero surgió en 1982 con el objetivo de impulsar los viñedos y la calidad de los vinos de la zona. En la actualidad ya son más de 300 las bodegas que forman parte de ella, ostentando orgullosas su sello.

La principal variedad de la uva de esta zona es de nuevo el Tempranillo o Tinta del País, pero también se cultivan Merlot, Cabernet Sauvignon, Malbec y Garnacha Tinta y Albillo Mayor como uva blanca.

La Ruta del Vino Ribera del Duero transcurre por las provincias de Burgos, Soria, Valladolid y Segovia y es una de las más visitadas de España, pero no por eso ha perdido autenticidad, tradición, genuinidad. A su paso por la provincia de Burgos recala en Caleruega, otro de los pueblos más bonitos de España.

Villa medieval datada en el siglo I, su gloria se la debe especialmente a Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, hecho que cambió los designios de la villa y le confirió su riqueza patrimonial, entre la que destaca el Conjunto Monumental de Santo Domingo.

Como curiosidad enológica un secreto: la bodega subterránea de Alfonso VIII, la más antigua de la Ribera del Duero, donde se guardaba, en grandes tinajas de barro, el vino preferido del rey.

La Ruta también recala en Peñaranda de Duero, uno de esos "pueblos del vino" lleno de tesoros subterráneos. Sobre su caserío típico, digno de postal, una imponente fortaleza del siglo XV merecedora de visitas.

O Moradillo de Roa, 'la aldea hobbit' con tantos habitantes como bodegas. Un pueblo que parecía destinado al ocaso y que desde 2015 ha reflorecido convirtiéndose en un referente de enoturismo a nivel internacional bajo el nombre de 'El Cotarro'. Un complejo etnográfico de 157 bodegas subterráneas y 7 lagares cueva excavados bajo el manto de un cerro.

Recorrer la Ruta del Vino Ribera del Duero también supone adentrarse en enclaves naturales sorprendentes, como Las Loberas de Caleruega, curiosos espacios circulares que los pastores usaban para protegerse y dormir, o las Lagunas de Valcabadillo, 23.000 metros cuadrados de paraíso para los amantes de la observación de aves.

Y para los buscadores de curiosidades, una singularidad única en Europa: el Museo de los Aromas, el primer y único espacio de este tipo que existe en el Viejo Continente. Un lugar donde descubrir, por supuesto, los aromas del vino, pero también los aromas de los cítricos, los del café, los perfumes.

Una colección de más de 90 olores a la que se suma una parte didáctica relacionada con el sentido del olfato. Sin duda, una experiencia diferente y muy original para completar una escapada enoturística a Burgos.